por Designio*
El noroeste de México despide con profundo pesar a uno de sus más grandes músicos cristianos, el Pastor Francisco Enoc Valenzuela Escalante, conocido cariñosamente como “Panchito Valenzuela”. Originario de Sonora y radicado en Mexicali, Panchito dejó una huella imborrable en la música cristiana y en los corazones de quienes tuvieron el privilegio de conocerlo.
Francisco no solo fue un virtuoso del piano y la voz, sino también un maestro en la regulación del sonido, capaz de transformar cada alabanza en una experiencia espiritual única. Su unción al tocar y su pasión por el servicio a Dios lo convirtieron en un verdadero regalo divino para la comunidad cristiana. Además de su talento musical, era reconocido por su sentido del humor especial, su carisma y su corazón generoso.
A lo largo de su carrera, Francisco compartió escenario con figuras destacadas como José Holguín, Paco Espinoza y Juan Carlos Figueroa, y fue mentor de nuevas generaciones de músicos y bandas cristianas como VIRTUD DC. Su influencia también alcanzó a talentosos guitarristas como Omar Valenzuela, Moyses Rubio y Edgar Tello, quienes hoy continúan su legado junto a sus hijos.
Más allá de su faceta musical, Panchito fue un apasionado del béisbol y un padre ejemplar. Su amor por su familia era evidente, y sus hijos, quienes también siguen el camino de la música, son testimonio de su dedicación y enseñanzas.
Los testimonios de quienes lo conocieron reflejan el impacto de su vida:
Adán Urías compartió: “El amigo de multitudes, con un gran corazón de amor y servicio a Dios y al prójimo. Tengo la certeza de que estás en un lugar mucho mejor, al lado de nuestro Padre celestial…”.
Juan Carlos Figueroa expresó: “Solo tengo un gran agradecimiento en mi corazón por la vida de Francisco Valenzuela; quien fue un gran amigo, un buen músico, fue mi pastor, ejemplar en su servicio y entrega a Dios. Ni se diga de su ayuda hacia las personas, un auténtico adorador, un buen padre de familia… Arriba los Yaquis!!”.
El vacío que deja Francisco es inmenso, pero su legado perdura en cada nota, en cada recuerdo y en cada vida que tocó. Como dice en 2 Timoteo 4:7: “He peleado la buena batalla, he acabado la carrera, he guardado la fe”.
Descansa en paz, Panchito Valenzuela. Tu música y tu testimonio vivirán para siempre.

Foto: Anahi Yedid P Peña / Pancho Valenzuela
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